Calmadas aguas llegan en vestiduras,
colmando el remanso, meciendo revuelos;
traes ternura llenando mis hoyuelos,
un suave arrullo despertando en mi hondura.
Esta alabanza reflejada en mi fuente,
quiere inmenso cielo ornado con centellas,
sus luceros palpitando en las estrellas,
sus espejos durmiendo un sueño esplendente.
No solo es mi recodo el que te recibe
ni son mis espejos los que te reflejan;
es mi arena, la orilla que te recoge.
Es mi lecho sediento que tu agua acoge,
mi playa y su polvo los que te festejan;
es mi ansia la que te desea y concibe.
1 comentario:
Es un amor en silencio, pregonero del alma, aquel que sin decir nada, lo dice todo, aquel que en silencio, habla.
Precioso tema, gracias por compartir.
Un abrazo, Jecego.
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