Deja la eterna y viva luz, hermano,
en el recuerdo intenso que persiste,
adherido a la tierra donde existe
su consejo, su huella, su firme mano.
Nada es oculto al infinito arcano,
ni los jardines que dejara triste,
lejano del aroma que imprimiste
en tu sentido anhelo soberano.
Nunca ceja la luz de su enseñanza,
ni la silueta de su dulce sombra
tatuada como gloria a su esperanza.
El camino que de nubes alfombra,
es su blancura de fuerte templanza,
eternas voces que el recuerdo nombra.
1 comentario:
Luz eterna, luz del alma, lucero de la vida, amor y esperanza.
Preciosa poesía llena de amor.
Gracias por compartir.
Un abrazo, Jecego.
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