Detrás de ti, como una elipse girando
va tu falda ondulada por el viento,
o así te ven mis ojos, que se pierden,
mirando el cuerpo que abandonó tu falda.
Pobre tela que abandonó tus persentiles
para enrolarse al viento aventurero,
quizás con la intensión de suplantarte
se llevó tu falda y abandonó tu cuerpo;
pero mis ojos se cruzaron en su camino
y convirtieron aquel percance, en mi gozo,
al ver aquel cuerpo tan hermoso
anclado en mis ojos, prisionero.
Pobre tela que se dejó llevar por el viento
que le lleva sin dirección por caminos perdidos
creada por el propio Dios, envidioso de tu cuerpo,
y ahora errante en círculos, vaga con el viento
por esos caminos perdidos sin final, vacilante,
en busca de otro cuerpo como el tuyo, perdido.
Se que perderá su tiempo buscando otro igual
porque la belleza no se repite en el tiempo,
solo se imita en algún momento
y tendrá que regresar a tu encuentro, al final.
2 comentarios:
Amiga Náyade. Dios no se equivoca; el viento sí, y tendrá que regresar con su falda a sus orígenes.
Un abrazo.
Jesús.
Pd. ¿que te parece el blog de Apuntes para la salud?
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Si te apetece puedes recogerlo, con total libertad. No te convertiré en rana sino lo haces
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