En una tarde clara y amplia como el hastío,
cuando su lanza blande el tórrido verano,
copiaban el fantasma de un grave sueño mío
mil sombras en teoría, enhiestas sobre el llano.
La gloria del ocaso era un purpúreo espejo,
era un cristal de llamas, que al infinito viejo
iba arrojando el grave soñar en la llanura...
Y yo sentí la espuela sonora de mi paso
repercutir lejana en el sangriento ocaso,
y más allá, la alegre canción de un alba pura.
1 comentario:
Amiga Náyade; horizonte, luz más allá de los límites del hombre, sueño o frontera, lo inalcansable.
Los horizontes son diferentes para cada ser humano; los límites los da su propia vista, o sus inmedibles deseos. Precioso tema
Un abrazo.
Jecego.
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