Musitándote mi amor
te circundan mis palabras,
tan henchidas de pasión,
ingrávidas y delicadas,
como pompas de jabón.
Y con ternura sin igual,
como liviana mariposa,
con inefable suavidad,
mis labios besan y se posan;
provocan, acarician, rozan;
destilan cual abeja miel,
sobre los poros de tu piel.
Y en total éxtasis envuelto,
cambiando mis deseos por virtudes,
ahuyentando penas e inquietudes,
alejo todos los recuerdos
de la tortura por tu ausencia,
y juzgo mis anhelos ciertos,
sintiendo eterna tu presencia.
3 comentarios:
Por mas que uno no quiera allí estan esos recuerdos tan presentes, tatuados en las retinas para que no nos olvidemos!! bellísimo poema como es tu costumbre Náyade!! te dejo un gran beso!!
Náyade, la poesía me hizo retornar en mi tiempo 60 años; pero tu llegada al blog, además me hizo feliz.
Tu ausencia quito la luz a mi ordenador.
Un abrazo.
Los recuerdos son parte de nuestra vida y siempre estarán hay.
Besos.
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