Poesía es hablar con el corazón en la mano,
Las calles de mi pueblo - Jecego
Las calles eran empedradas
donde crecía la hierba,
eran blancas y verdes
alegres como doncellas;
ahora asfaltadas y negras
son horribles de feas,
casi barruntan la muerte
tristes que dan pena.
Ya no se llaman calles
ahora, carreteras;
no pueden jugar los niños
presos en la aceras;
se cambiaron voces de niños
por ruidos de motores y cornetas,
lo que ayer fueron mis calles
hoy asesinas carreteras.
Todo me abandona en la vida,
la juventud, ya, una quimera,
las calles, no son empedradas
ahora, negras carreteras
con pasos de peatones marcados
como antes las veredas,
ahora, con señales rojas, amarillas y verdes
antes: rosas, girasoles y hierbas.
Me gustaría volver al pasado
a mi caminito de hierba,
jugar al boliche y al trompo
en el campo y la vereda.
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