UNA VENTANA NADA MÁS

Una ventana nada más quisiera,

para gritar en la noche de nácar,

los fenómenos que con frecuencia,

confunden la luz con la tiniebla.

Una ventana nada más quisiera,

y espero la sonrisa pintada en el semblante,

de ese amor que incansable, se resiste sin sentido,

a derramar su néctar en el aire anochecido.

Una ventana nada más quisiera,

para medir los intensos mapas de tu cuerpo,

se me alarga la sombra en las verdes frondas,

y como un largo tornasol te pierdes.

Una ventana nada más quisiera,

y mi soledad en el sordo rumor del silencio,

esquivará tu voz y la noche de miedo y agonías,

serán destellos del cielo con espejo de derivas.

Una ventana nada más quisiera,

para extender en cauce mis alas engarzadas,

fundar el paso de un tren peregrino,

que me lleve en su invencible travesía,

en lo que antes fue...

mi edad dorada de cauta poesía.