
Amor, pueblas mis noches
desde hace tantos años, tantas lunas...
que me salva el ardor de tus pupilas,
ese fuego insistente de tu anhelo.
Amor, llenas mis versos
de misterios ahogados en ternura,
de soledad, ausencia y aún locura,
de momentos eternos, de silencios.
Amor, llevas impresa,
prendida de tu espalda y tu cintura
la huella que en ti deja mi andadura,
el delito de amor que en ti cometo.
Amor, no sé si sabes
que si tú no estuvieras, no poblaras,
llenaras o llevaras mi andadura
encadenada al hilo de tus pasos,
allí a donde nos lleven
-no me importa hacia dónde si es contigo-
me aferraría siempre a tu recuerdo
para, en vez de vivir, seguir muriendo...
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