
y la cálida brisa de un agosto lejano
enganchada en los poros de mi piel.
Nací, cuando los años eran maletas
sujetas con cuerdas apenas salidas del hambre,
los gastados zapatos plumas sobre la tierra.
De mi adolescencia me quedan acordes
disconformes, saltando de boca en boca
puños en alto ante la barbarie
y moratones nacidos de la vorágine que mezcla
libertad con libertinaje.
Hasta aquí me han traído los vientos
de una vida acumulando baúles
donde guardo con celo horas de experiencia
días de luz y candelabros de ausencias.
Se supone que es la madurez
mi actual compañera
el camino recorrido mi cómplice
y el reloj, mi enemigo.
Llevo en mi alma, las mismas dosis
de lucha que de olvido.
1 comentario:
Hola, Agradezco a Náyade García y a esta página el haber elegido uno de mis más preciados poemas e insertarlo en este medio donde a tantos lectores puede llegar.
Gracias.
Maribel Sánchez
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