Este poema me lo dedica mi gran amigo Jecego, gracias amigo por estar ahí y dedicarme siempre tan bellas palabras.
Tus ideas se hicieron materia
ordenadas con soberano celo,
y los escalones se hicieron torres
que te elevaron hasta el cielo;
haciendo visible el secreto
con imágenes ricas en armonía,
que llevabas oculto en tu pecho
en la danza que llevas escondida;
con luces que ahora son constelación
de estrellas, en el cielo de tu vida.
Ahora el poeta sale de su asombro
viendo en ti, la luz que le ilumina,
porque ha dejado de ser sueño
aquello que llamó poesía;
y se van haciendo realidades
todas aquellas palabras sin dueño,
convertidas en odas enriquecidas
con el embrujo de tus sueños.
Todas aquellas palabras sueltas
que por su orden llamo poesía,
es en tus manos un ramo de rosas
con los perfumes de tu valía.
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