La mujer que camina delante de su sombra.
Aquella a quien precede la luz como las aves
a las celebraciones del solsticio.
La que nada ha guardado para sí
salvo su juventud
y la piedra engarzada de las lágrimas.
Aquella que ha extendido su pelo sobre el árbol
que florece en otoño, la que es dócil
a las insinuaciones de sus hojas.
La mujer cuyas manos son las manos de un niño.
La que es visible ahora en el silencio,
la que ofrece sus ojos
al animal oscuro que mira mansamente.
La que ha estado conmigo en el principio,
la mujer que ha trazado
la forma de las cosas con el agua que oculta.
4 comentarios:
Muy bonita esta poesía,amiga, muy bonita, como todo lo que pones en tu blog.
Amiga Náyade, Precioso poema.
Gracias por compartir. Un abrazo. Jecego.
Mi querida Náyade: mucho tiempo sin leerte, demasiado lejos de ti, e incontable echándote de menos...
Sólo he venido a saludarte, a decirte que sigues siendo importante en mi vida, que todavía te guardo en mi corazón y que aún te conservo en mi lista de ami-blogs que merece la pena conocer, cuidar y mantener...
Un beso y una flor!
Amiga, he vuelto a traerte una flor; la Flor de tu vida; la que has ido dejando a tu paso. Ahora, cuando el sol se ha cansado, y tus andares siguen, tu sombra va delante de ti abriendo el camino que tú luego pisarás. Feliz encuentro con un nuevo amanecer.
Amiga, gracias por compartir, gracias. Jecego.
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